Trauma emocional: 8 Comportamientos de alguien que sufre de trauma emocional

Trauma emocional: 8 Comportamientos de alguien que sufre de trauma emocional

TRAUMA EMOCIONAL Y PENSAMIENTOS DE ANGUSTIA

Si hay un consejo que podría ayudar mucho a reducir tanto el dolor de la vida diaria como los efectos secundarios del trauma emocional, es éste: no eres tus pensamientos. Cuando hablamos de “pensamientos”, no estamos hablando de funcionamiento cognitivo consciente. Tales pensamientos son necesarios para funcionar en el trabajo, la escuela y la vida social. Estamos hablando de la incesante y persistente voz que te dice cosas como:

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  • “No eres lo suficientemente bueno.
  • Estás loco.
  • Nunca llegarás a nada.
  • Eres un fracaso.
  • No te lo mereces (rellena el espacio en blanco).

Esta charla sin sentido -este falso pontificado de la mente- es lo que lleva a algunas personas por el camino de la depresión, la ansiedad y, sí, el trauma. No pasemos por alto el estrés crónico, una “epidemia del siglo XXI” según las Naciones Unidas, y un catalizador del trauma.

Es agotador luchar una guerra dentro de tu cabeza todos los días.” – Mickie Ann, autora de Gods Behaving Badly.

Trauma emocional: 8 Comportamientos de alguien que sufre de trauma emocional

TRAUMA EMOCIONAL Y POSIBLES SIGNOS

El trauma emocional o psicológico es el daño a la estructura psicológica de un individuo después de vivir un evento muy angustioso o aterrador. El trauma a menudo afecta la capacidad de sobrellevar o funcionar normalmente en la sociedad. El trauma emocional puede ser el resultado de muchos tipos de sucesos, incluyendo:

  • Exposición a un peligro repentino (por ejemplo, robo a mano armada, robo con allanamiento de morada, accidente automovilístico, violación, suicidio, terrorismo).
  • Exposición a peligros prolongados (por ejemplo, guerra, abuso infantil, negligencia infantil, abuso sexual).
  • Problemas de relación, ruptura o divorcio.
  • Muerte de un ser querido.
  • Diagnóstico de una afección potencialmente mortal.
  • Ser víctima de intimidación, o hacer el papel de un intimidador.
  • Experiencia de profundo fracaso o humillación.

El trauma suele preceder a la aparición de ansiedad y depresión graves, como es el caso del trastorno de estrés postraumático (TEPT). Lamentablemente, muchas personas con trauma emocional no buscan ayuda. Algunos pueden no reconocer que, de hecho, necesitan ayuda. Identificar los signos potenciales de trauma podría hacer una diferencia en tal caso.

En ese sentido, aquí hay ocho posibles comportamientos de alguien que sufre de un trauma emocional:

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1. DEPRESIÓN CRÓNICA Y ANSIEDAD

Como se mencionó anteriormente, es probable que la ansiedad siga a un evento traumático. Esta ansiedad, de naturaleza crónica, a menudo deja al individuo con la sensación de que nunca podrá relajarse. Las personas con antecedentes de trauma explican que se sienten como si estuvieran “en guardia”, una condición conocida como hipervigilancia.

En el caso de una persona que desarrolla depresión primero, es probable que experimente síntomas similares a los de un trastorno de ansiedad. Estos síntomas incluyen dificultad para concentrarse, irritabilidad y nerviosismo.

2. DROGADICCIÓN

Múltiples estudios encuentran un vínculo causal definitivo entre las experiencias traumáticas y el abuso de sustancias. En un estudio de 587 personas publicado en la revista Depression and Anxiety, los investigadores reclutaron pacientes de las salas de espera de las clínicas de Atlanta, Georgia (EE. UU.). La población del estudio reportó una dependencia de por vida de múltiples sustancias, incluyendo marihuana (45%), alcohol (39%), cocaína (34%), y heroína y opiáceos (6%).

Los autores del estudio señalan que todos los individuos estudiados experimentaron un traumatismo infantil, que provoca cambios en la “estructura neural” del cerebro y compromete su funcionamiento. Estos cambios resultaron en varios defectos cognitivos y trastornos psiquiátricos.

3. IRA

Según el Departamento de Asuntos de Veteranos de los Estados Unidos, la ira puede representar una carga grave para una víctima de trauma. El trauma sufrido en la primera infancia también puede producir cambios en el cerebro que dificultan el control de las emociones de la víctima. Los arrebatos de ira extrema son muy comunes por esta razón.

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Los sentimientos de ira intensificados también son el resultado de los sentimientos de ser traicionado. Como tales, las víctimas de experiencias traumáticas pueden encontrarse a menudo en situaciones de explotación o violencia.

4. DISOCIACIÓN Y ENTUMECIMIENTO

Nuestro cerebro es notable por muchas razones. Una razón es que, a través de millones de años de evolución, el cerebro ha aprendido a adaptarse a casi cualquier entorno. Como prueba de esta capacidad de adaptación, piense en todos los diferentes lugares en los que han estado los seres humanos. ¡Incluso construimos un cohete y aterrizamos en la luna!

Pero para las personas que sufren de trauma emocional, esta capacidad del cerebro para adaptarse puede servir como un riesgo. Un estudio publicado en la revista Comprehensive Psychiatry reveló la existencia de “asociaciones significativas” entre el trauma infantil, las experiencias familiares negativas y los problemas psiquiátricos en la historia de mujeres y hombres que se encuentran encarcelados. Tales hallazgos sugieren lo que todos sabemos intuitivamente: el trauma atrofia las capacidades de desarrollo del individuo.

5. MIEDO INTENSO

Las experiencias traumáticas están conectadas al sistema límbico (emocional) del cerebro. Las exploraciones cerebrales de los individuos con TEPT confirman las diferencias con respecto a la aparición y eliminación del miedo en comparación con las víctimas sin TEPT. Más específicamente, las víctimas de trauma suelen tener una respuesta de miedo más intensa.

Debido a los cambios en el cerebro, las víctimas de trauma son más propensas a experimentar emociones angustiantes como ansiedad, miedo y pánico. Los investigadores creen que esto es el resultado de la hiperactividad en el centro emocional del cerebro.

6. IDEAS DE SUICIDIO

Numerosos estudios han encontrado una relación causal entre la exposición al trauma y el suicidio. Además, la Teoría Psicológica Interpersonal de la Conducta Suicida presentada por el estimado profesor de psicología y erudito Thomas Joiner postula que los individuos con trauma pueden ser menos reacios a suicidarse que la población en general. En un artículo publicado por la Asociación Americana de Psicología (APA), Joiner escribe:

…se plantea la hipótesis de que la capacidad de suicidio se adquiere en gran medida a través de la exposición repetida a experiencias dolorosas o temibles. Esto resulta en habituación y, a su vez, una mayor tolerancia al dolor y una sensación de intrepidez ante la muerte“.

7. FLASHBACKS

Los flashbacks, en la mente de una persona con trauma, recrean el evento traumático en tiempo real. El desencadenamiento de flashbacks puede ocurrir a partir de experiencias ordinarias y cotidianas. Por ejemplo, alguien con un historial de abuso sexual puede experimentar un flashback cuando ve a alguien que le recuerda al perpetrador.

Sin el tratamiento adecuado, los flashbacks pueden empeorar con el tiempo. Afortunadamente, existen terapias efectivas que pueden ayudar a una persona a lidiar con la ansiedad extrema, los ataques de pánico y los flashbacks. La aceptación generalizada de las técnicas de relajación natural como la atención y la meditación trascendental ofrece a las víctimas de trauma más esperanza de la que pudieron haber tenido en el pasado.

8. PROBLEMAS PARA DORMIR

Los trastornos del sueño como el insomnio y el sonambulismo son más comunes en personas con trauma, especialmente en aquellas a quienes se les ha diagnosticado TEPT. Las pesadillas y los terrores nocturnos también son frecuentes, junto con las conversaciones para dormir y los sudores nocturnos.

Una vez más, los investigadores atribuyen estos problemas a cambios en la química natural del cerebro. Para las personas con antecedentes de trauma que desarrollan trastornos del sueño, estos cambios neuroquímicos son evidentes en la amígdala, el área del cerebro que libera las hormonas del estrés adrenalina y cortisol.

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Fotografía: M.T ElGassier
Fotografía: Krista Mangulsone

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